Afrontar el complejo con tu cuerpo en verano: Consejos de psicólogas

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El verano puede ser una de las épocas más difíciles para quienes arrastran inseguridades con su cuerpo. La ropa ligera, las visitas a la playa o la piscina y la presión social por “verse bien” ponen el foco en algo que no siempre se vive con comodidad: el propio cuerpo. Desde Espai Nun, centro de psicología en Terrassa, te ofrecemos una mirada compasiva y profesional para que puedas entender lo que sientes, validarlo y acompañarte con más respeto en esta etapa del año.

¿Por qué el verano puede activar más los complejos corporales?

Más exposición, más presión: el cuerpo como escaparate

Durante los meses de calor, el cuerpo deja de estar oculto bajo capas de ropa. Aparecen los shorts, los bañadores, los tirantes… y con ellos, la sensación de estar expuesta a miradas, comentarios o comparaciones constantes. Aunque nadie lo diga en voz alta, muchas personas viven esta temporada como si tuvieran que “rendir cuentas” con su físico.

Esta mayor exposición puede activar inseguridades profundas, especialmente si ya existe una relación tensa con la propia imagen corporal. El cuerpo se convierte en una fuente de juicio —propio y ajeno— y no en un espacio para disfrutar o habitar con libertad.

Comparaciones, redes sociales y el mito del cuerpo perfecto

Las redes sociales juegan un papel clave en cómo percibimos nuestro cuerpo, sobre todo en verano. Los cuerpos bronceados, tonificados y sonrientes que vemos en Instagram o TikTok refuerzan la idea de que hay una forma “correcta” de estar en verano… y que tú no la cumples. Esta comparación constante genera frustración y desvalorización.

Es importante recordar que las imágenes que consumimos son seleccionadas, editadas y muchas veces irreales. Nadie muestra sus complejos, sus inseguridades ni sus días difíciles. Lo que ves es solo una parte, y compararte con esa versión parcial solo alimenta el malestar.

La vergüenza como emoción silenciada

Uno de los sentimientos más frecuentes —pero menos nombrados— que aparece en relación con el cuerpo es la vergüenza. No es solo que no te guste tu cuerpo, es que sientes que deberías ocultarlo, que incomoda, que molesta. Esta emoción puede ser paralizante y llevarte a evitar planes, lugares o incluso relaciones.

La vergüenza se sostiene en el silencio. Y cuanto más intentas disimularla o ignorarla, más poder tiene sobre ti. Ponerle nombre, hablar de ello y entender de dónde viene es el primer paso para liberarte poco a poco de su peso.

Cómo se vive el malestar con el cuerpo desde lo emocional

Autoexigencia, inseguridad y culpa

Las personas que viven con complejos corporales no solo se sienten incómodas con su imagen: muchas veces, se exigen estar bien, verse bien y “superarlo” rápido, como si sentir inseguridad fuera algo que hay que evitar o esconder. Esta presión interna puede generar una culpa muy profunda: por no disfrutar, por no encajar, por no sentirse como “deberían”.

Desde la psicología, sabemos que este malestar no nace de la nada. Suele tener raíces en experiencias de crítica, rechazo, comentarios negativos o idealización del cuerpo desde edades muy tempranas. Comprender esto permite dejar de juzgarte por lo que sientes y empezar a tratarte con más compasión.

Cuando el complejo limita tu libertad y tu disfrute

A muchas personas les ocurre que, en verano, dejan de hacer cosas que les gustaría: evitan ir a la playa, a la piscina, ponerse cierto tipo de ropa o incluso hacer planes sociales. No porque no quieran… sino porque sienten que su cuerpo no “está a la altura”. Esta renuncia silenciosa afecta directamente al bienestar y al vínculo con uno mismo.

Cuando el complejo deja de ser un pensamiento puntual y se convierte en un freno constante, es importante parar y mirar qué está ocurriendo. Tu cuerpo no tiene que cambiar para que puedas disfrutar del verano. Lo que necesita cambiar es la forma en que te acompañas a ti misma.

Claves para empezar a reconciliarte con tu cuerpo

Escuchar tu diálogo interno: ¿cómo te hablas?

El primer paso es observar cómo te hablas cuando te miras al espejo, te vistes o haces una foto. ¿Te juzgas? ¿Te atacas? ¿Te comparas? Muchas veces, sin darnos cuenta, reproducimos internamente las voces críticas que alguna vez escuchamos fuera. Empezar a ser más consciente de ese diálogo es esencial para cambiarlo.

Dejar de luchar contra el cuerpo y empezar a cuidarlo

Cuidarte no significa modificar tu cuerpo para que encaje en un ideal, sino escucharlo, respetarlo y atender sus necesidades reales. Comer bien, descansar, moverte con placer, protegerte del sol… son formas de cuidado que parten del respeto, no del castigo. Tu cuerpo merece cuidado incluso cuando no te gusta.

Cuidarte no es cambiarte: es tratarte con respeto

El verdadero cambio comienza cuando dejas de verte como un proyecto a corregir. No necesitas transformarte para ser válida. Lo que necesitas es aprender a habitarte desde otro lugar. Cuidarte implica dejar de exigirte encajar, y empezar a preguntarte qué necesitas tú para sentirte en paz contigo.

Encuentra apoyo profesional: La terapia es un lugar seguro en el que hablar

Hablar de la relación con tu cuerpo no siempre es fácil. Muchas veces llevamos años silenciando lo que sentimos, adaptándonos a lo que se espera o evitando mirar de frente el malestar. La terapia ofrece un espacio sin juicio, donde puedes explorar con calma tus emociones, ponerles palabras y empezar a construir una mirada más amable hacia ti misma.

Acompañarte en este proceso no significa convencerte de que te encante tu cuerpo, sino ayudarte a entender lo que hay detrás de esos complejos: la historia que los sostiene, los miedos que los alimentan y las heridas que aún duelen. Es un camino que no se recorre en línea recta, pero cada paso consciente cuenta.

¿Sientes que el verano te remueve más de lo que esperabas? En Espai Nun te acompañamos a transitar este proceso desde una mirada cálida, cercana y profesional. Tu relación con el cuerpo puede sanar, y estamos aquí para ayudarte a empezar ese camino sin juicios ni prisas.

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