La autoestima es el pilar sobre el que construimos nuestra identidad y bienestar emocional. Sin embargo, vivir con baja autoestima puede afectar profundamente la forma en la que pensamos, sentimos y actuamos en nuestro día a día. En este artículo, nuestras psicólogas en Terrassa te explican cómo identificar los signos más comunes, por qué se desarrolla una baja autoestima y qué puedes hacer para empezar a fortalecerla.
¿Qué es la baja autoestima?
La baja autoestima es una percepción distorsionada y negativa de uno mismo, que afecta la manera en la que nos valoramos, nos tratamos y enfrentamos los desafíos cotidianos. Las personas con baja autoestima tienden a dudar de su valía personal, se sienten inseguras ante los demás y suelen poner en duda sus capacidades, incluso cuando tienen logros reales.
Síntomas comunes de la baja autoestima
Falta de confianza en uno mismo
Uno de los signos más evidentes es la dificultad para confiar en tus propias decisiones o habilidades. Las personas con baja autoestima suelen buscar validación constante, dudar de sí mismas e incluso evitar retos por miedo al fracaso.
Diálogo interno negativo y autocrítico
El lenguaje que usamos con nosotros mismos tiene un gran impacto. Si te repites frases como “no soy capaz”, “soy un desastre” o “nunca lo haré bien”, estás alimentando un diálogo interno destructivo que refuerza una baja imagen de ti mism@.
Dificultad para poner límites y decir “no”
Cuando la autoestima es baja, cuesta marcar límites. Muchas personas priorizan las necesidades de los demás por encima de las propias, por miedo al rechazo o a no sentirse queridas, lo que puede generar frustración y resentimiento acumulado.
Necesidad constante de aprobación externa
La valoración personal depende casi exclusivamente de lo que piensen los demás. Un comentario negativo puede hundirte, mientras que uno positivo puede convertirse en tu única fuente de motivación, lo que genera una gran inestabilidad emocional.
Sensación de no ser suficiente o de no merecer
Las personas con baja autoestima viven con una sensación persistente de no estar a la altura, de no merecer amor, éxito o felicidad. Esta autopercepción errónea puede bloquear oportunidades y afectar el desarrollo personal.
Causas más frecuentes de la baja autoestima
Experiencias traumáticas en la infancia
La infancia es una etapa clave. Vivencias como el bullying, el abandono emocional, la sobreexigencia o la humillación pueden dejar heridas emocionales profundas que afectan la autoestima durante toda la vida adulta.
Críticas constantes o entornos poco afectivos
Crecerse en un entorno donde predominan las críticas, el juicio o la falta de reconocimiento mina la percepción de valía personal. La falta de afecto y apoyo genera inseguridad y una voz interna autocrítica difícil de silenciar.
Fracasos personales o profesionales
Tener experiencias de fracaso repetidas, especialmente sin una red de apoyo, puede reforzar la idea de no ser lo suficientemente bueno. A veces, se interpreta un revés puntual como una confirmación de baja capacidad o valor.
Comparaciones sociales excesivas (redes sociales, entorno cercano)
Compararse constantemente con los demás, sobre todo en redes sociales, alimenta la insatisfacción personal. Idealizar la vida de otros y sentirse inferior o “menos válido” es una fuente frecuente de malestar emocional.
Expectativas demasiado altas y perfeccionismo
Buscar la perfección puede parecer una virtud, pero en realidad es una trampa. Las personas perfeccionistas se exigen tanto que nunca se sienten satisfechas, lo que perpetúa una sensación de fracaso constante y baja autoestima.
Consecuencias emocionales y sociales de una baja autoestima
Ansiedad y depresión
Una autoestima debilitada está íntimamente relacionada con trastornos emocionales como la ansiedad y la depresión. Las personas con baja autoestima suelen ver el mundo desde una perspectiva negativa, anticipando el rechazo o el fracaso en sus relaciones y metas. Esta visión distorsionada del entorno y de sí mismos puede generar una sensación de vacío, desesperanza y malestar emocional constante.
A su vez, la baja autoestima disminuye la capacidad de afrontar los retos diarios, lo que hace que se vivan con más estrés situaciones cotidianas que otras personas podrían gestionar con más calma. Con el tiempo, esto afecta el equilibrio mental y emocional, generando un estado de alerta permanente que agota psicológicamente.
Aislamiento social o dependencia emocional
La baja autoestima puede llevar a evitar situaciones sociales por miedo al juicio o al rechazo, lo que favorece el aislamiento y la soledad. Por otro lado, también puede manifestarse en el polo opuesto: personas que se aferran a relaciones tóxicas o insatisfactorias por miedo a quedarse solas o a no encontrar a alguien “mejor”.
Ambos extremos pueden provocar un profundo desgaste emocional. La necesidad de validación constante, ya sea evitando vínculos o manteniéndolos a cualquier precio, refuerza el círculo vicioso de la inseguridad y dificulta el desarrollo de relaciones sanas.
Inseguridad en las relaciones personales y laborales
Una baja autoestima afecta directamente la forma en la que nos relacionamos con los demás, ya sea en la familia, la pareja o el trabajo. En el ámbito profesional, por ejemplo, puede hacer que no te atrevas a proponer ideas, pedir aumentos o asumir nuevos retos, por miedo a no estar a la altura.
En el plano personal, puede llevarte a ceder constantemente, evitar conflictos o mantener un rol pasivo por miedo a perder el cariño o la aprobación de los demás. Esto puede generar una sensación de frustración y de no ser escuchado o valorado.
¿Cómo trabajar la baja autoestima? Consejos de psicólogas
Reconoce tus logros y fortalezas
Haz una lista con tus pequeños y grandes logros, habilidades y cualidades personales. Recordarte de lo que sí has conseguido te ayudará a romper con la visión negativa y limitante que tienes sobre ti. Celebra cada paso, por pequeño que sea.
Practica la autocompasión y el autocuidado
Hablarte con amabilidad, darte permiso para descansar y escuchar tus propias necesidades es una forma de cuidar tu autoestima. El autocuidado no es egoísmo, es un acto de amor propio necesario para tu equilibrio emocional.
Reestructura tu diálogo interno
Detecta tus pensamientos automáticos negativos y cuestiona su veracidad. ¿De verdad eres un fracaso o simplemente has cometido un error? Cambiar el diálogo interno implica sustituir el juicio por comprensión, y la exigencia por aceptación.
Rodéate de personas que te sumen
El entorno influye mucho en cómo nos sentimos. Busca personas que te valoren, te escuchen y te impulsen a crecer, no aquellas que te minimicen o te hagan sentir culpable. Las relaciones sanas son un espejo positivo para tu autoestima.
Establece límites saludables
Aprender a decir “no” cuando algo no te hace bien es un acto de valentía. Poner límites refuerza tu autoestima porque te posicionas como una persona con derechos, emociones y necesidades propias que merecen ser respetadas.
Acude a terapia si lo necesitas
La terapia psicológica puede ayudarte a comprender el origen de tu baja autoestima, desmontar creencias limitantes y construir una imagen más realista y compasiva de ti mismo. No tienes por qué hacerlo sol@: pedir ayuda es también un acto de fortaleza.
En Espai Nun, creemos que todas las personas tienen el derecho de sentirse bien consigo mismas. Por eso, te ofrecemos un espacio terapéutico donde podrás trabajar tu autoestima con acompañamiento profesional y humano, a tu ritmo y sin juicios. Si sientes que tu autoestima está condicionando tu bienestar, tu crecimiento o tus relaciones, estamos aquí para ayudarte. Puedes pedir tu primera cita con nosotras y empezar a construir la versión más fuerte y auténtica de ti.